Tal vez de unos cuantos años,
pero mientras pasen,
yo permuto,
vendo y alquilo la necesidad de acompañar las manchas de melancolía que
no salen con desengrasante universal. Yo ofrezco muy poco de lo mucho
que me queda, a menos que el pago sea proporcional al sosiego ausente.
Yo y nadie, en sociedad anónima y discreta, alzamos la voz para hacer la
oferta esperando la demanda, pero en cuyo caso que sucediese un suceso
de mala aveniencia se firma contrato previo para permitirse el insulto
sin respuesta alguna, bien sea no más por sacar a flote la ira interna
pero que siempre sea en justa recompensa a la acción presente. Yo, en lo
recóndito de lo que no me queda pero que puede hallarse, sustituirse,
formarse...en esa profundidad de legalidades vaporosas y cambiantes,
declaro que no he mentido, y si he mentido, de inmediato lo he
sustituido por la odiosa y siempre necesaria verdad muy a pesar de que
el consciente, subconciente y sus consiguientes le digan que así no ha
sido, se equivoca.
Me quedan unas horas y recuerdo que mi
soledad se ve acompañada de los que me recuerdan y los que recuerdo, que
en compañía soy yo+otro, proseguiré en otro momento...que no es justo
olvidar que estamos vivos.
el jueves, 21 de enero de 2010 a la(s) 18:32.
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