lunes, junio 10, 2013

Y yo que fantaseaba con Mr. Hyde.

Nunca escribo como pienso y hablo,
porque a veces por dentro hace frío o es desierto
por eso entiendo, de alguna manera siempre
que estamos llenos de alguna oscuridad hiriente.

De repente empezamos a estar más cerca
y somos como filosos cuchillos, suaves y brillantes
peligrosos, por la costumbre
por la perdición,
por la desolación que nos causa el mundo
y por la decepción que a veces nos causan otros
o que la mayoría,
causamos nosotros mismos.

Yo aprendí a amar la parte más oscura
la más clara, la gris,
pero una semana no es un mes
la noche es larga
y ahora duermo, muy lejos de ti.

Mi amor se quedó conmigo.

1, 2, 3... probando.

¿Qué debería decir?,
Me he quedado con tan sólo unas palabras; busco el rincón más oscuro donde habita mi existencia virtual,
y allí, donde probablemente no lo vea, derramo mi amor para que en el abismo de códigos y lenguajes de programación que tan bien sabe "hablar y leer" pueda encontrar la llave mágica, el entendimiento que no obtuvo de mi en la realidad, y quizás así, descifre las formas en que sin palabras, por mucho que yo hablase, le dije que por él, había sentido amor... aunque yo no creyera en el amor.

"Amor a primera voz", así empezó una no tan larga, y no tan corta historia. Pero el período de búsqueda fue más largo que el de disfrute de aquella sensación que siento tan ajena a mí, así, como se disfruta una canción por primera vez y pasa a ser tu canción favorita, pero nada se compara a ese momento en que resultó de la nada y recuerdas, con las manos contra el pecho, agridulce, como esa canción te lo recuerda todo, tu vida entera y parece un resumen de lo que eres.

Por ahora no creo poder decir más, las palabras se niegan con tristeza a salir de mis manos.

Sólo quiero quedarme en el recuerdo de una noche, donde todos bailaban frenéticamente y hacía demasiado calor en un lugar muy pequeño y muy cerrado, tú no quisiste bailar por mucho que rogué, entonces antes de terminar la última canción, sentados, me acerqué a ti, puse mi cara sobre tu hombro, abracé tu cuello, cerré los ojos y de esa manera, sin mover los pies, bailamos de la forma más romántica que nadie más podrá hacerlo. Te hice bailar y mi corazón tocó el compás de aquella canción para los dos.

Adalberto Santiago - la noche más linda del mundo.