lunes, julio 09, 2012

Absenta

“Después del primer vaso,
uno ve las cosas como le gustaría que fuesen.
Después del segundo, uno ve las cosas que no existen.
Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son,
y eso es lo más horrible que puede ocurrir”

Oscar Wilde

"...Diógenes se quedó un momento sentado, mirando otra vez el andén. Al cabo de un rato sacó una petaca de plata del bolsillo de su chaqueta, la abrió y echó unos centilitros de un líquido verde brillante, que a él le parecía gris, en el vaso de la bandeja portátil. A continuación sacó una cuchara de su maletín de piel, una cuchara de plata con el escudo de los Pendergast grabado en el mango y un poco derretida en una esquina, y la manipuló como si fuera un bebé recién nacido. Después de apoyarla en el vaso con sumo cuidado, puso un terrón de azúcar encima, cogió el agua fría y la vertió gota a gota sobre el terrón. El agua azucarada se derramó por los bordes de la cuchara como por una fuente dulce, cayó en el licor y alteró su color hacia un verde lechoso que acabó convertido en un hermoso jade opalescente. Lástima que sus ojos no vieran el color.

Realizó toda la operación con estudiada calma.

Dejó a un lado la cuchara, con cuidado, y se acercó el vaso a los labios para paladear el sabor ligeramente amargo de su contenido. Después volvió a enroscar el tapón de la petaca y a guardársela en el bolsillo. De todas las absentas modernas, era la única que tenía tan alta de esencias de acíbar como las marcas antiguas del siglo XIX. Ella la hacía merecedora de ser bebida al estilo tradicional.
Después de otro sorbo se reclinó cómodamente en el sillón.
¿Qué había dicho Oscar Wilde sobre el consumo de absenta? "La primera fase es como con cualquier bebida; en la segunda es cuando empiezan a ver cosas monstruosas y crueles, pero el que sea capaz de perseverar entrará en la tercera fase, en la que se ven cosas que se quieren ver, cosas magníficas y muy curiosas."
Lo raro era que Diógenes nunca pasaba de la segunda, por mucho que bebiera. Aunque tampoco le apetecía particularmente. Una voz sonó por un pequeño altavoz colgado cerca del techo.

...señoras y señores, les habla el revisor..."

Tomado, directamente del libro:
El libro de los muertos, Douglas Preston & Lincoln Child.

el Martes, 15 de febrero de 2011.

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