Nunca escribo como pienso y hablo,
porque a veces por dentro hace frío o es desierto
por eso entiendo, de alguna manera siempre
que estamos llenos de alguna oscuridad hiriente.
De repente empezamos a estar más cerca
y somos como filosos cuchillos, suaves y brillantes
peligrosos, por la costumbre
por la perdición,
por la desolación que nos causa el mundo
y por la decepción que a veces nos causan otros
o que la mayoría,
causamos nosotros mismos.
Yo aprendí a amar la parte más oscura
la más clara, la gris,
pero una semana no es un mes
la noche es larga
y ahora duermo, muy lejos de ti.
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